miércoles, 5 de agosto de 2015

Goodbye "my little girl"

Existe una edad donde la autoestima es frágil y somos impresionables, queremos ser la "dancing queen" que todo el mundo nos mire y admire, y es más, que nos envidie, y trabajamos en exceso para que eso suceda, unas con más éxito que otras. Algunas decoran sus carpetas escolares en exceso, otras llevan la mochila y los tennis (zapatilla deportiva) más cool junto a un buen peinado entre otros accesorios. En la actualidad otras cosas juegan un rol importante en esto de destacar como son los celulares, laps, entre otros, todo para conformar el perfecto cuento hadas...

Sí, esa era yo, esperando la llegada del príncipe azul que cumpliera todos mis sueños realidad, desde la proposición romántica debajo de la luz de la luna, hasta el costoso vestido y los zapatos más anhelados acompañado de celebraciones por cada mes cumplido, cada uno adornado con flores miles, cartas llenas de poemas, y todo acompañado de su propio  soundtrack. 

Esta era yo, una niña estúpida que había convertido a su novio en una extensión de su padre, al que le extendía la mano y él aportaba, al que podía llamar de larga distancia para que le comprara una cajita feliz o una pijama, el hombre al que le contaba todo, sin censuras, con el que me quedaba dormida en medio de la sala, entre risas y envases de comida japonesa; creí que sería así para siempre aunque no veía el futuro y sinceramente me aterraba. Soñaba con ser como Miwako y que nuestra vida terminara como la de ellos, esforzándonos juntos por un sueño, por MÍ sueño (que estúpida), pero vaya que lo intentaste. Si de algo sirve a estas alturas muchas gracias.

Al ser mi primer novio, creí que así debía ser una relación, obviamente el siendo más grande que yo y teniendo la posibilidad de construirme, sabe dios con que esfuerzos ese cuento de hadas que me había deslumbrado, tanto que cuando salí a la realidad me dí cuenta que ya no era la "niñita" de nadie, casi casi desamparada y huérfana, buen golpe que me dí.

Las flores se marchitaron, los vestidos pasaron de moda y mis zapatos dieron de si. Los guardé lo más que pude pero un día tuve que decirles adiós, entre muchos otros preciados objetos que formaron parte de nuestra historia, la mayoría frágiles y de poco valor monetario.

Lloré mucho mis errores, lloré mucho tu ausencia, lloré mucho tu inseguridad y falta de apoyo, lloré, lloré y lloré porque no podía creer que todo nos hubiera explotado en la cara, como un hermoso pastel que no cuidamos en el horno, y todo el esfuerzo no hubiera valido para nada, estaba furiosa, contigo y conmigo, porque me vi en el espejo y ya no era esa niña, más bien ya era un adulto, y mi preciosa adolescencia te la habías llevado contigo e irremediablemente está ligada a ti.

¡Devuélveme mi juventud! Quisiera gritarte, ¿Por qué me malcriaste? ¿Por qué no me dijiste que afuera no era como me lo habías pintado? ¿Si me amabas por qué no me preparaste para lo peor?, Da igual, ya lo entendí, ahora lo sé, mis sueños son míos nada más, y solo yo podré lograrlos.

Ya no soy la niñita de nadie, ya no tengo quien me cuide y proteja, pero tengo quien me eche porras y me guié por el camino correcto y que si me raspo, me diga "no te detengas", tal vez no sea un cuento de hadas, tal vez la realidad es demasiado cruda, beige o gris en vez de rosa tal vez así es la vida adulta no sé, no lo sé pero soy feliz, feliz de poder decir "yo lo hice, yo lo logré".

¿Cuál es la moraleja o conclusión? Se los dejo de tarea.

1 comentario:

  1. Creo es parte de crecer, y que bonito que haya habido una etapa en la que te sentiste amada y consentida ♥

    Últimamente, más que antes, he pensado (rayos, ojalá hubiera sabido esto que sé hace 5 años 8D) pero supongo, cada cual su ritmo y su camino

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